jueves, 27 de junio de 2013


COCAINA CON CHURROS

 

“El Congreso de Viena no avanza, sino que danza”. O eso escribió el príncipe de Ligne, asombrado de las intrigas del cínico jugador Talleyrand (la traición es una simple cuestión de fechas) y el antirrevolucionario Metternich, los cuales se comunicaban secretos de estado por medio de sus hermosas amantes, que para mayor comodidad eran hermanas. Al mismo tiempo la mujer de Castlereagh se ceñía la liga de la Jarretera a la cabeza y el aburrido rey de Dinamarca, para ponerse a tono con el ambiente mundano, a la fuerza tuvo que tomar una amante, que al poco se volvió loca porque en su púbica vanidad llegó a creerse la propia reina. Mientras, el poderoso Zar estaba enredado con los encantos de cosaca de la sanguínea princesa Bragation…

Pero la política actual nada sabe de danza sino que solo tropieza para caer atrás, allá por el tiempo de las tribus nacionalistas, los complejos sociales y las venganzas proletarias. Aunque eso solo es una pantalla, pues da la sensación de que la política es el Port Royal de los modernos piratas que esquilman la cosa pública. ¿Vendrá un tsunami que limpie la cosa pública? Como el capitán Kidd, encima fingen ser pluscuamperfectos y sacrificarse por la sociedad. Naturalmente ya a nadie engañan, y la clase política es la peor considerada en el país de la picaresca. Que ya es decir.

Con semejante panorama también leemos que España es el mayor consumidor de cocaína de Europa. Como tal dato se repite cada año, ya hemos dejado de sorprendernos. Ramiro de Maeztu decía que somos el país de la cocaína con churros y en eso tampoco hemos cambiado: La vulgaridad rodea a esta droga que solo los cursis califican de glamurosa. Además, casi nada tiene ver con la sagrada hoja de los Andes.

 Cuando estuve viviendo en Cuzco y a punto de despeñarme por el Camino del Inca que me llevaba a la cuna del relámpago, Machu Picchu, sin mezclarme con los aborregados turistas que subían en autobús desde Aguas Calientes, mascaba las hojas y, además de pisco, tomaba mate de coca a todas horas. Conjura el mal de altura y da una cierta euforia que ayuda a no perderse entre los ojos verdes de la selva peruana. Pero la mezcla artificial que venden los camellos es solo un bluf más: la química propia de los laboratorios clandestinos la adultera y destroza el sistema nervioso de sus clientes, infelices que piensan estar burlando a un Sistema cuando se están machacando a sí mismos.
 La única salida es legalizarla, como los churros.


 

 

 

lunes, 17 de junio de 2013


¡PIRATAS A LA VISTA!

 

Pirata viene de peireo, que viene a ser algo así como el emprendedor que busca la fortuna de las aventuras. El pirata de hoy arroja por la borda cualquier pose romántica y se mete directamente a político, como está pasando en toda Europa con unos partidos llamados directamente Piratas o Vikingos, que ya han conseguido representación y considerables fondos sin programa alguno.

 Mientras esta sorprendente opción se acerca a España, de momento tenemos a Mario Conde (imaginadlo por una vez sin gomina o engañosa corbata, en la cubierta del Alejandra con un parche en el ojo, pata de palo y una botella de ron) volviendo a poner histéricos a los políticos profesionales que jamás han dado un palo al agua más allá de la cosa pública.

Lo cierto es que los partidos se lo tienen merecido ya que llevan décadas actuando como mafias, ayudándose entre sí para saquear el chiringuito público. Se llenan la boca con la palabra democracia y luego actúan con una jerarquía que deja a la Iglesia al nivel de una peña anarquista. Quién se mueve no sale en la foto, como sentenció esa criatura de novela picaresca llamada Alfonso Guerra.

En España, donde nadie cumple sus promesas electorales y eso del programa es una entelequia solo apta para secretarios aduladores, estoy convencido de que muy pronto irrumpirán los piratas en el Congreso. ¿Alguien se atreverá a mostrar alguna diferencia entre ellos y los profesionales que llevan toda la vida dedicados a mamar de la teta pública? La única que encontraremos será que los piratas no son hipócritas, aunque ejerzan un supremo cinismo.

La casta política predica como Cristo viviendo como Dios. Son lo más alejado que hay del pueblo (no confundir con proletarios o ciudadanos progres) y encima pretenden hacer indispensable su nepotismo, quintuplicando las mismas funciones a lo largo del territorio, inventando nuevas leyes que limitan la sociedad privada, agigantando el aparato del Estado en una nueva vuelta de tuerca a la pesadilla socialista.

España recibió fondos de miles de millones que han sido espantosamente administrados sin responsabilidad alguna.  Personalmente creo que hasta los piratas conocerían más piedad en sus saqueos. Con su sentido práctico y estético no comprarían esas abominables esculturas que decoran las rotondas; no construirían aeropuertos absurdos; no darían subvenciones esperpénticas; no terminarían a las órdenes de Slim o Murdoch; y, desde luego, jamás se atreverían a decir algo tan obsceno como que el dinero público no es de nadie.

 

miércoles, 12 de junio de 2013


MECENAS ALEGRES

La pasta solo vale cuando sale del bolsillo. Ser rico—como dice Sacha Guitry en Memorias de un Tramposo—no es tener dinero: es gastarlo. El cheque sin fondos es un delito, pero debiera serlo también el fondo sin cheques. El avaro que atesora rompe la cadencia de la vida al interrumpir la circulación monetaria. Amancio Ortega nos parece que tiene una posición desahogada porque ha donado veinte millones a Cáritas.
Necesitamos ricos generosos y alegres; no tacaños miserables. Personalmente he tratado unos cuantos (opinaba Salvador Dalí que todo se contagia, incluso el dinero y la belleza, que será, será…), pero solo conozco uno absolutamente genial y no quiero citarle porque tiene justa alergia a la prensa. El resto son personas corrientes con avión privado (algo que solo impresiona a políticos sobornables, fulanas y cursis names dropper) que hacen bueno el adagio italiano: El dinero no da la felicidad, pero calma los nervios.
Los tipos billonetis que gastan más alegremente son el pirata, el dandy y el loco. Poco trabajadores, pero que saben arriesgar en el momento oportuno. En las Islas Baleares, por ejemplo, herencias de siglos han cambiado de manos fugazmente en mesas de juego. La buena educación da una importancia suprema al gesto, y se pierde y se gana con la misma elegancia que mortifica al chacal arribista, deslumbra al burgués y enamora a las damas.
España está huérfana de mecenas, que históricamente suele ser el billonetis que aúna en su persona cualidades de pirata, dandy y loco. Durante el canto de cisne modernista, la dulce Cataluña fue generosa en tales tipos, con oscuras fortunas provenientes a menudo de la trata de esclavos, más rauxa que seny, títulos flamantes y un ansia personal de superación en los aspectos hermosos de la vida. Tuvieron un esplendor decimonónico que llevó a Barcelona a ser una capital cosmopolita. Luego vino la histórica ley del péndulo y hoy la maravillosa Cataluña está dirigida por burgueses nacionalistas que destacan por su paleta mezquindad y el tres por ciento que trincan como si fuera un derecho divino. Confiemos que el péndulo cambie su dirección antes del desastre que predican.
Hay que facilitar la inversión privada en el mundo cultural. El Estado como mecenas no funciona porque los políticos se rigen por el más bajo denominador común y carecen de cultura. Necesitamos menos leyes, menos impuestos y menos políticos para aligerar el corsé que ahoga la respiración vital de la sociedad.
Y necesitamos más mecenas.

 

lunes, 3 de junio de 2013


ASISTENT@S

Durante una cacería del grouse en Escocia, un viejo lord invitó a un millonario textil, prototipo del self made man. El millonario informó que iría acompañado de su asistente de tiro. Al lord del pareció algo shocking, pero accedió suponiendo que el hombre no había cogido una escopeta en su vida. Después de la cacería, el millonario quiso llevar a su asistente a la mesa. El viejo lord, ya sin poder contenerse, replicó al estilo Wodehouse: No sabía que también necesitaras un asistente para llevarte comida a la boca.
Yanquis y demás ralea anglocabrona empezaron esta moda para los banqueros que cobran bonus con las mismas ínfulas que un político demagogo utiliza sus dietas. Luego la cosa assistant se ha contagiado al resto de la sociedad.

En Ibiza vivimos días de inauguraciones y openings en los que se demuestra el hambre que se ha pasado durante el solitario invierno (aunque al conseller Delgado, que es más chulo que Wyatt Earp cantando My Darling Clementine, le parezcamos una isla desestacionalizada).
Tales eventos son perfectos para observar a la recién llegada fauna que sueña con el agosto. Ibiza rezuma de comisionistas prestos a ganar el sueldo de un año con la participación de la venta de una finca. Estos son tolerables mientras no vayan haciendo apología de sus actividades. Pero hay una nueva casta insufrible –surgió con la clase clubber— que se extiende preocupantemente por la isla. Son los personal assistant.

El personal assistant (todavía no he conocido uno que diga asistente personal, aunque proceda de Talavera de la Reina) está perpetuamente a la caza del visitante adinerado. En una extensión natural de su actividad también pueden ser Eating Assistant (anteriormente fueron camareros o algún maître que pretendía enseñar a comer a sus clientes, lo cual está muy de moda en los garitos de fusión donde nadie sabe lo que presenta su plato y suceden un par de envenenamientos masivos al año); e incluso Fucking Assistant (la procedencia para tal categoría pasa indefectiblemente por la experiencia en algún burdel de Tokio o el Babylon de Salzburgo).
Como carecen de conversación, para situarte en su escala personal siempre hacen rudas preguntas directas del tipo en qué trabajas o dónde vives, y yo respondo que tengo pozos de petróleo en Texas y vivo en las Cayman. Las consecuencias inmediatas acostumbran a ser tan agradables como sonrojadas, y uno puede tener un assist@ant gratuito por el resto de la noche.