GOZO Y LITERATURA
En mañanas como hoy uno de los santos cristianos más paganos,
San Jorge, seguirá matando al dragón de la vulgaridad y liberando a doncellas de
rosas sangrantes. La literatura estimula la imaginación y el intelecto, permite
vivir mil vidas y exorciza el pensamiento único del mundo uniformizado que
pregonan los taimados políticos y ayatolás tribales. Esclavo es el incapaz de
hacer poesía.
En los años del zoteparismo, una memaministra condenó
Memorias de mis putas tristes, del mago Gabo, porque, según ella, alentaba la
pedofilia. ¡Qué abominable es eso de la corrección política! A García Márquez
no pueden admirarle unos porque era amigo de Fidel Castro. Otros impiden
homenajes a Agustín Foxá porque compuso el cara al sol junto a José Antonio
Primo de Rivera. ¡Qué mentes pequeñitas y corazones tan mezquinos tienen los
burrócratas que pretenden dictarnos qué leer!
Algunos bolas tristes y modernos savonarolas dicen que el
libro está condenado a muerte. Les interesa matar las ilusiones o derrotar al sereno
escepticismo que regala la lectura para combatir a los patanes del poder.
Los planes de estudio son delirantes y mandan leer a los
jóvenes unas obras enemigas de la vida para transformarlos en cotizantes zombies.
Piensan que así lograrán que ya no lean más, que se esclavizarán cibernéticamente
y su cultura no vaya más allá de las revistas de portera o una televisión
absurda. Pero no podrán. Mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía!,
como cantaba el romántico y libertino Bécquer. Que escapen de las aulas y
marchen a la naturaleza con un buen libro en sus manos, que se tiendan bajo un
pino y duerman siesta pánica, vislumbren el rayo verde y se enamoren de nuevo
de la vida.
Vivir bien es mejor que vivir, decía Aristóteles. Los
libertinos eran mucho más profundos de lo que lo que creían los meapilas y
valoraban el bel esprit. Ser alegre, vivaz, estar lleno de fuego, gozar de la
buena compañía y la conversación. Y a todo eso ayuda la lectura, que nos eleva
sobre el más bajo denominador común de esta era socialista.
A la hora de leer es bueno, como recomendaba Ovidio,
perseguir el placer. Flaubert recomendaba acercarse a Montaigne de la siguiente manera: “No leas como hacen los niños, por
diversión, ni tampoco como los ambiciosos, para instruirte. No, debes leerlo para vivir.”
Y la vida bullirá en esta mañana de libros y rosas y los
libros salvarán más corazones que todos los médicos y psicólogos juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario