Pese a que parezca un tampax, el resultado es magnífico para combatir la
traicionera resaca y hacer un corte de mangas a los filisteos enemigos del placer y defensores de los
valores espartanos. Estoy de acuerdo con Erich Fromm que quizá no exista
fenómeno con mayor carga destructiva que la “indignación moral”, que permite
actuar a la envidia y al odio disfrazados de virtud.
Vivimos
en una época donde se habla despectivamente del hedonismo, como si el amor al
placer imperase en esta época
profiláctica. Prohíben fumar, sirven garrafón en vez del sano alcohol, inventan
epidemias en laboratorios, solo defienden el pleno empleo para poder pagar
hipotecas y que los usureros—shylock que no saben gastar ni mucho menos
vivir—impongan sus dogmas.
Los
espartanos eran unos coñazos. Eran mucho mejor los habitantes de Sibaris,
quienes enseñaban a sus caballos a bailar.
Pero
hoy nos tratan de intoxicar con Esparta, quienes tanto presumían de guerreros y
de ascetas pero que luego vendieron vergonzantemente Grecia a los persas, logrando
asombrar a los corruptos atenienses.
Sí,
no hay duda que la Guerra
del Peloponeso también es buena en esta mañana de resaca. Y también leer una
interesante carta de la novelista George Sand a Flaubert: “Los realistas han
hecho una elección que traiciona la realidad, dado que obedecen a una
convención arbitraria que les conmina a representar solo la cara oscura del
mundo. Los nihilistas traicionan no el Bien, sino lo Verdadero”. Es el inocente
placer de vivir por vivir, el sagrado gozo de la propia espontaneidad, lo que
quieren asesinar estos nuevos cuervos de lo políticamente correcto que odian el
vistoso color de los papagayos.
Por
eso a mí me gusta mucho más la romántica princesa Salambó que la boba burguesa
Emma Bovary.
Seguimos
en plena guerra y el Peloponeso está en llamas. A un lado los bélicos
predicadores ascetas, al otro los pacíficos practicantes hedonistas. Que cada
uno tome el partido acorde a su naturaleza. Yo marcho solo con mis leones y la
certeza de saber quien soy, mientras bebo esta mezcla guarrindonga que aclara
mis deseos y enturbia mis obligaciones, y sé que estoy con los que prefieren el
amor a la guerra.
Gusta me has!!!
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