Dime
lo que bebes y te diré cómo amas. Los ingleses tienen pasión por la ginebra. Es
cierto que el gin-tonic es una de las mezclas más sabias del mundo. Pero no es
apta para juegos amatorios sino para jugar a las cartas o arrojar los dados.
Gracias a esta bebida los británicos conquistaron la India (la ginebra baja la
fiebre y la quinina ahuyenta la malaria), pero apenas se mezclaron con las
indias. Los muy bestias se encerraban en su club y escribían cartas a
desconocidas vecinas de Brighton para que acudieran a desposarles.
Españoles
y portugueses desarrollamos pronto el ron, que es una bebida que estimula la
imaginación en el catre, y creamos una nueva raza de mulatas imperiales en un
mestizaje que fue el más hermoso fruto del Almirante de la Mar Océana, Cristóbal Colón, y
el plus ultra de la caña de azúcar.
El
bourbon también es más erótico que su colega irlandés o escocés. Las
cimbreantes palmeras de Nueva Orleáns se ondulan con el viento caliente en
ángulo más agudo que los robles druidas. El scotch es recomendable antes de
disparar a una corza en alta montaña a temperatura gélida. Con el bourbon se
puede ir al carnaval.
Hablando
de carnaval, ¿existe una bebida más transgresora que la cachaza? Los cariocas
modernos prefieren hoy la caipiroska, hecha con la pura y cristalina vodka, con
lo cual ya no se sabe ni prefieren las ostras a los caracoles, pues la vodka es
un espíritu neutro que combina idealmente con “tudo”. El zar Pedro I castigaba
la impuntualidad con la obligación de beber diez litros de vodka.
El
alcohol –una palabra de origen árabe que significa el sanador—es la piedra
filosofal encontrada por el alquimista Ramón Llull. Una piedra líquida que
nació en el siglo XIII.
Antes
fue el vino. Ya el código de Hammurabi protegía a los bebedores de cerveza y
vino de palma, y su ordenanza 108 mandaba ejecutar (por inmersión) al tabernero
que rebajase la calidad de la bebida.
Esto pasaba hace 3800 años. Hoy los dueños de
bares o discotecas buscan todo tipo de matarratas baratos que dañan el foie del
bebedor que no sabe distinguir. Pese al maravilloso margen de ganancia que
disfrutan, nos venden alcohol de mala calidad para ganar unos céntimos más.
Habría que ahogarles en su propio veneno, pues ellos son los culpables de la
mala imagen de la alquímica bebida.
Me encanta,ahora mismo me voy a por una copa!
ResponderEliminarQué buen criterio, disetra pluma, esto si que es alquimia pura para empapar higadillos y corazones ávidos de ser destilados por la buena letra y la calidad. Fiel seguidora dsanza con Bes en vitalista hedonismo a su ritmo, G
ResponderEliminarMe encanta!!! Cómo escribes ...que delicia! Un placer su nuevo blog!
ResponderEliminarSaludos