ESTUDIOS
SOBRE EL AMOR
Lujo,
calma y voluptuosidad van bien con el calor, las olas y un buen trago: Está
científicamente comprobado que los abstemios, vegetarianos y no fumadores se
enamoran menos y son más crueles, calculadores y aburridos. No por casualidad
la gran mayoría de dictadores modernos odia el hedonismo y carece de appetito
di bellezza.
Según
monsieur Henri Beyle, alias Sthendal, un escritor que presumía de saber mucho
sobre el amor, el sexo y las pasiones, creador de Rojo y Negro y La Cartuja de Parma, viajero,
cortejador, valiente ante el peligro, emotivo buscador de la felicidad, en la
vida encontramos cuatro tipos de amor diferentes:
1-El
amor pasión: el de Eloísa hacia Abelardo…
2-El
amor placer: un deseo-kama civilizado como el de los dulces días anteriores a
la revolución, del que tanto aprendió el cojo Talleyrand, el más hábil
diplomático de la historia, un seductor capaz de encamarse con tres
generaciones de la misma familia.
3-El
amor físico: estando de caza, encontrar una lozana y fresca campesina que huye por
el bosque y nos llama mucho más la atención que cualquier venado.
4-El
amor vanidad: “Una duquesa no tiene nunca más de treinta años para un burgués”.
Según
el malicioso Somerset Maugham, Sthendal era muy vanidoso: Para él las pasiones
eran cerebrales y el poseer a una mujer era ante todo una satisfacción de su
ego. Como en el trato con ellas era tímido y apocado, la conquista le llenaba
de seguridad y se ayudaba de un vestuario llamativo para camuflar su fealdad.
El
genio no tiene por qué ser políticamente correcto y Stendhal confiesa: “Amo al
pueblo y detesto a los opresores, pero para mí supondría un suplicio perpetuo
vivir con el pueblo. Haría cualquier cosa por su felicidad, pero creo que
preferiría pasar quince días al mes en la cárcel antes que vivir con los
tenderos”.
O
sea que hoy Stendhal no estaría hoy en ningún piquete ni durmiendo en una
indignada esterilla en Sol, tal y como en el colmo de la hipocresía afirman
tantos burrócratas. Él no es un hombre-masa surgido del fascismo-socialismo-comunismo,
sino que cree en el glorioso individualismo y la luminosa cultura.
Ortega
y Gasset, quien también escribió unos Estudios sobre el Amor, que varían según
nos encontremos en el redil o la selva, lo dijo de otra manera: “Mientras el
voto de mi portera valga tanto como el mío, no creo en la democracia”.
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