FUMANDO ESPERO
En estos tiempos convulsos y dominados por la dictadura de
los políticos cursis, capullos y mangantes, uno cada vez se torna más
monárquico y anarquista, lo cual no es una contradicción salvo para los mansos
y pobres de espíritu.
En Baleares—como el resto del ruedo ibérico, toma ya
diversidad española—vamos borrachos de corrupción, agitándonos como la
coctelera del legendario barman Harry Craddock, quien a la pregunta de cómo
debía beberse un cocktail, respondió: “Rápidamente, mientras se ríe ante ti”.
Hoy en día la gente lo pregunta absolutamente todo y los
libros que más se venden son manuales que llegan a explicar cómo ordeñar a una
hormiga con guantes de boxeo. La sociedad anda perdida pero al menos ya no
confía en la clase política, a la que considera como un problema en lugar de
una solución. ¡Y además tan mediocre! Meten los millones en botes de colacao,
viajan por medio mundo pero jamás serán mundanos, graban los sms igual que la Lewinsky las pruebas de su mamada, cantan como los castrati
antes de las elecciones y luego rompen sus promesas cual pérfidos barítonos...
Las juventudes socialistas piden una república (¿gustarían del siniestro
Narcís Serra como presi?); las juventudes populares creen que la culpa es de la
prensa por publicar tanto escándalo. Los miembros de tales juventudes a veces
cuentan cuarenta años y jamás encontraron el divino tesoro del cerdo triste del
divino Rubén. Anhelan mamar de la teta pública y una vida de sátrapa como sus
ídolos de partido. La política es hoy la carrera donde la gente más vulgar
puede encumbrarse más seguramente. Siempre se crean nuevos puestos y, si
chapurrean otro idioma y hacen la rosca pertinente, lograrán acabar sus días en
Bruselas, un lugar que, si explota una bomba y desaparece, nadie salvo los
burrócratas y algunos refinados gourmets echaría de menos.
Mientras tanto un estudio afirma que las aguas baleáricas se
cuentan entre las más privilegiadas del planeta. Eso ya lo sabíamos, aún sin
viajar tanto como la secta hace con el dinero público "que no es de nadie".
(Personalmente guardo más respeto por el dinero púbico, pues las hetairas jamás
engañan, aunque a veces las putas hacen putadas, como la cruel y sensual Nefer, que se quedó con la pasta que Sinuhé reservaba para sepultar
a sus padres...)
Pero las aguas
baleáricas están en peligro mortal por unas prospecciones petrolíferas a
treinta millas de Ibiza. Si siguen adelante, en unos años seremos como Marbella
y solo podremos nadar en las piscinas. Para entonces los eco a conveniencia
permitirán todos los campos de golf.
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