LAGRIMAS NEGRAS
Repugna la actitud tan intolerante como intolerable del
ministro Soria. El mismo que hizo llorar a una guerrera como María San Gil
quiere hoy hacer saltar lágrimas negras de petróleo al paraíso balear. El mismo
que hizo el ridículo en su visita a la petarda Kirchner en Argentina tras el
robo de Repsol, se postra de rodillas ante una multinacional extranjera que
amenaza matar el modus vivendi baleárico.
Este ministro de la cosa careza de fineza y sus palabras
resultan groseras. Ha ridiculizado al presidente Bauzá dando a entender que su
postura es puro teatro, algo muy difícil de tragar para quien ha debido heredar
algo de honor artillero. Dice que parar las prospecciones sería prevaricación
cuando quien prevarica es el que opina que tal espanto es imparable. Alianza
Mar Blava ha demostrado que el ministro miente, pues si hay un informe de
evaluación ambiental negativo, las prospecciones se podrán revocar sin
indemnización alguna.
Este canario habla demasiado
y demasiado mal y se le ve el plumero negro de cuervo mientras grazna al
servicio de las petroleras. Desde luego al servicio de los habitantes de
Baleares no está. Y, en una delirante vuelta de tuerca que recuerda al intento
de hacer una tortilla sin romper los huevos ¡encima nos canta las bondades del
turismo en Arabia Saudí! ¿Pero de dónde ha salido semejante pájaro de mal
agüero?
Los socialistas permitieron por decreto el horror con los
votos a favor de CIU y PNV. Sus camaradas isleños, con contadas excepciones,
miraron hacia otro lado, procurando que no se hablase demasiado, arrodillándose
ante el nefasto Zoteparo. El PP jugó la baza de criticar airadamente tal
criminal estupidez. Y ahora que gobierna, debe actuar en consecuencia. Bauzá
está obligado a luchar con todas sus fuerzas para exorcizar el infierno que se
nos viene encima. Y si no lo consigue, él y toda la plantilla política de
Baleares—socialistas incluidos— deberían dimitir por honor. Porque no pueden
ser cómplices de la dantesca barbaridad que apruebe o permita el gobierno central
de turno.
Desde esta columna llevo años denunciando semejante espanto.
La sociedad baleárica se ha movilizado y muchos amantes de nuestras islas, de
todos los rincones del mundo, muestran su rechazo total ante este crimen contra
natura. La bofetada publicitaria es brutal, una bomba atómica sobre cualquier
Fitur de pacotilla.
Pero si el PP revoca tales permisos habrá realizado un
servicio fundamental. Es su oportunidad de oro para limpiar tantos errores.
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