lunes, 10 de febrero de 2014


LAGRIMAS NEGRAS

Repugna la actitud tan intolerante como intolerable del ministro Soria. El mismo que hizo llorar a una guerrera como María San Gil quiere hoy hacer saltar lágrimas negras de petróleo al paraíso balear. El mismo que hizo el ridículo en su visita a la petarda Kirchner en Argentina tras el robo de Repsol, se postra de rodillas ante una multinacional extranjera que amenaza matar el modus vivendi baleárico.

Este ministro de la cosa careza de fineza y sus palabras resultan groseras. Ha ridiculizado al presidente Bauzá dando a entender que su postura es puro teatro, algo muy difícil de tragar para quien ha debido heredar algo de honor artillero. Dice que parar las prospecciones sería prevaricación cuando quien prevarica es el que opina que tal espanto es imparable. Alianza Mar Blava ha demostrado que el ministro miente, pues si hay un informe de evaluación ambiental negativo, las prospecciones se podrán revocar sin indemnización alguna.

 Este canario habla demasiado y demasiado mal y se le ve el plumero negro de cuervo mientras grazna al servicio de las petroleras. Desde luego al servicio de los habitantes de Baleares no está. Y, en una delirante vuelta de tuerca que recuerda al intento de hacer una tortilla sin romper los huevos ¡encima nos canta las bondades del turismo en Arabia Saudí! ¿Pero de dónde ha salido semejante pájaro de mal agüero?

Los socialistas permitieron por decreto el horror con los votos a favor de CIU y PNV. Sus camaradas isleños, con contadas excepciones, miraron hacia otro lado, procurando que no se hablase demasiado, arrodillándose ante el nefasto Zoteparo. El PP jugó la baza de criticar airadamente tal criminal estupidez. Y ahora que gobierna, debe actuar en consecuencia. Bauzá está obligado a luchar con todas sus fuerzas para exorcizar el infierno que se nos viene encima. Y si no lo consigue, él y toda la plantilla política de Baleares—socialistas incluidos— deberían dimitir por honor. Porque no pueden ser cómplices de la dantesca barbaridad que apruebe o permita el gobierno central de turno.

Desde esta columna llevo años denunciando semejante espanto. La sociedad baleárica se ha movilizado y muchos amantes de nuestras islas, de todos los rincones del mundo, muestran su rechazo total ante este crimen contra natura. La bofetada publicitaria es brutal, una bomba atómica sobre cualquier Fitur de pacotilla. 

Pero si el PP revoca tales permisos habrá realizado un servicio fundamental. Es su oportunidad de oro para limpiar tantos errores.   

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